SOLILÓQUIOS: uma experiência de interioridade na busca do conhecimento de Deus e da alma na Antiguidade Tardia vivenciada por Agostinho em Cassicíaco (386-387 d. C.)

Abstract

"Soliloquium" es un término latino formado por dos palabras, solos (sólo) más loco (hablar), que significa "hablar solo" o "conversar a solas". Esta palabra fue creada por Agustín, filósofo del siglo IV, para intitular una de sus primeras obras, los Solilóquios, escrita en Cassicíaco, a los alrededores de Milán, en el año 387 d. En esta obra, el filósofo materializa en la escritura una experiencia filosófico-espiritual en la que desarrolla un diálogo literario consigo mismo, o sea, con su propia ratio (razón). Esta, siendo el sentido superior del alma humana, se convierte en personaje central del diálogo asumiendo el papel de maestro interior de la verdad, canal privilegiado de conexión con Dios y con las ideas inteligibles. En términos psicológicos, es la manifestación de su "otro de sí", de su "otro yo" de la conciencia, de un "yo" reconciliado consigo mismo. La obra encierra un ejercicio filosófico que tiene como único objetivo la búsqueda del conocimiento de Dios y del alma. Este método es la expresión de una filosofía religiosa que tiene su origen en la síntesis de la cultura grecorromana con la cultura judeocristiana, fenómeno característico del período conocido como Antigüedad Tardía, época de transformaciones políticas, sociales y económicas, y de convergencias de valores orientales y occidentales, del cual el neoplatonismo, movimiento filosófico que Agustín formó parte en la sociedad letrada de Milán, es una de las mayores expresiones. Heredera del helenismo, el neoplatonismo conservó en su seno el ideal del sabio y el eudemonismo (el ideal de la vida feliz), que en Agustín se transforma en la beatitud. Agustín algunos presupuestos de la filosofía de Platón. El mote principal del platonismo, el "conozca a ti mismo", y la doctrina de la reminiscencia (que predicaba la inmortalidad del alma y la reencarnación, y de ahí la existencia innata de las verdades inteligibles dentro de la propia mente humana, de manera que aprender sería recordar y enseñar sería hacer salir) sirvieron de base para una actitud de interiorización en la que la criatura humana se conoce a sí misma como imagen y semejanza de su Creador. En cuanto a Dios, la felicidad, la sabiduría, la vida, y la inmortalidad de su alma, encuentran el fin último de la existencia humana, la felicidad y, por consiguiente, la vida feliz. Este ejercicio filosófico de un volver hacia dentro de sí mismo en busca de felicidad, común en la era helenística, sobre todo en los estoicos, es el fenómeno social que llamamos interioridad, que en los Solilóquios agustinos se manifiesta en un diálogo interior con el alma misma en la tranquilidad en la ciudad de Cádiz.